Detectar filtraciones de agua en la vivienda puede ser una buena excusa para afrontar en tejados y cubiertas maniobras de impermeabilización y de aislamiento térmico; afrontar una reforma integral para rehabilitar el edificio también puede ser una buena oportunidad para mejorar la instalación de la casa.
Y es que el apartado referente a la eficiencia energética cada vez es más valorado por los inquilinos de las viviendas, conocedores de que pueden ahorrar mucho a largo plazo. Es por eso por lo que el aislamiento térmico de la cubierta cobra gran importancia. Quienes viven bajo las cubiertas de los edificios saben que pueden disfrutar de una estancia más cómoda y plácida en el interior de sus casas.
Las viviendas más antiguas y tradicionales suelen sufrir problemas derivados de filtraciones en el techo, pues la impermeabilización acaba estropeándose con el tiempo. La presencia de antenas y de aparatos de aire acondicionados, así como la incidencia de otros factores exógenos, pueden acabar por deteriorar la instalación. En viviendas y construcciones más modernas, los daños suelen provenir de la ausencia de junta de dilatación perimetral entre el peto de la propia obra y la pendiente construida; esto daña el peto y puede originar consecuencias peligrosas.
Las clases de reparaciones en cubiertas más usuales
A la hora de rehabilitar las viviendas, podemos encontrar diferentes clases de reparaciones en cubiertas y tejados, entre las que destacaremos las siguientes:
Aislamientos térmicos
Rehabilitacion parciales tejados o completos.
Ejecución de juntas de dilatación perimetrales en el pavimento de la terraza para no dañar los petos de cubierta e impedir tener que repararlos
Intervención para proteger, reconstruir y asegurar cerchas de madera en cubiertas inclinadas de teja.
Impermeabilizaciones
Resolución de puntos singulares
Creación de pendientes para evacuar el agua
Impermeabilizar las cubiertas a causa de las filtraciones de agua
Las filtraciones de agua en cubiertas y tejados pueden originar problemas muy serios, ya que pueden afectar incluso a la estructura de la propia vivienda; en cualquier caso, también son comunes incordios grandes relacionados con la falta de comodidad térmica dentro de la casa y con la inhabitabilidad.
No obstante, hay muchos sistemas para afrontar las impermeabilizaciones en cubiertas. Las telas asfálticas, las láminas de PVC, los sistemas de EPDM y los sistemas continuos de poliuretanos son algunos de los sistemas más conocidos y efectivos; cada método es diferente, por lo que hay que saber bien el material, el comportamiento y las características de cada uno.
Lo más normal es aplicar aislamientos térmicos por el exterior y no por dentro de la vivienda, ya que así se aprovecha la impermeabilización que se debe ejecutar; de este modo mejora la eficiencia energética y se aísla tanto frío como calor. Los aislamientos de tipo poroso, como las lanas minerales o los poliestirenos extruidos (XPS) son muy usados, pues son ligeros, no absorben apenas agua y protegen la impermeabilidad durante más tiempo. Son aislamientos con espesores que andan entre los treinta y los cien milímetros.
Sería positivo que las obras en la cubierta fueran compatibles con la vida rutinaria de los ocupantes de la vivienda. Durante la obra habrá ruidos y molestias, pero lo normal es contar con unos accesos independientes a la cubierta; así se harán más llevaderas este tipo de intervenciones y se causarán menos incordios. Eso sí, hay que tener bien claro que los aislamientos térmicos son idóneas para ahorrar en la factura de consumo eléctrico a medio y largo plazo.