Para combatir la acción de la humedad, la lana mineral y la lana de roca son los aislamientos más recomendados, ya que aportan soluciones hidrófugas y son materiales porosos y fibrosos. Aunque no combaten las filtraciones ni las impermeabilizaciones, estos materiales no son hidrófilos, por lo que repelen todo atisbo de agua procedente del ambiente. También son no higroscópicos.
Frente a las condensaciones de vapor de agua y de humedad, la lana de roca y la lana mineral garantizarán que no absorberán ni atraparán esa potencialidad del agua; se trata de dos materiales clasificados como <mu1, es decir, que podrán contener menos de un litro de agua, que en sí es una cantidad muy fácil de eliminar o de evaporar, por lo que se evitarán problemas.
Las lanas minerales proceden de una elaboración en la que se emplean minerales; la lana de roca tiene su origen en las rocas basálticas, mientras que la lana mineral de vidrio procede de la arena de sílice. No obstante, todas ellas están valoradas como excelentes aislantes acústicos y térmicos, pues tienen una estructura flexible y con un entrelazado que deja el aire inmóvil; su procedencia inorgánica los hace ser materiales incombustibles además.
No hay que olvidar que la humedad está presente en muchos de los problemas que sufren las construcciones y edificios; cuando la humedad se cuela en la vivienda puede acarrear contratiempos tales como la degradación de los materiales, la proliferación de hongos y mohos o la reducción de la protección térmica. Por eso, es vital apostar por la lana de roca y la lana mineral mediante el aislamiento insuflado como soluciones certeras frente a la amenaza de la humedad en las fachadas de las viviendas; otros aislantes, como la celulosa o la fibra de madera, no actúen tan bien en estos casos.
En las viviendas ubicadas en climas muy húmedos o muy fríos, las fachadas con lana de roca o lana mineral son sin duda lo mejor, de ahí que sean materiales aislantes muy empleados en el norte de nuestro país. Las lanas minerales son no hidrófilas, pero sí hidrófugas, por lo que no sienten querencia por el agua, al contrario; las moléculas hidrófilas son también lipófobas, por lo que no tienen cariño por las grasas y lípidos, pero sí por el agua; en cambio, las lanas minerales se comportarán recias frente a las humedades.
Acerca de la lana de roca o borra
Se trata del aislamiento resultante del proceso de hilar por medio de calentar mineral coque y rocas basálticas volcánicas hasta mil quinientos grados. Los hilos líquidos que se obtienen luego se entrelazan y dan lugar a la lana de roca bruta. La borra es el material sin procesar con formato para el insuflado. Aunque el noventa y cinco por ciento de la materia prima de la lana de roca es basalto natural, no puede considerarse un material natural ni reciclable.
Acerca de la lana mineral
Se trata del aislamiento que se consigue a través del mineral sílice. Se puede obtener a partir del reciclaje de vidrio (sílice transformada), en un proceso de calor a mil seiscientos grados; en líquido, el resultado serán unas fibras o hilos, que se entrelazarán y darán lugar a la lana mineral a granel o borra, que es el material sin procesar empleado en el insuflado. Aunque no es un material natural, sí que puede reciclarse, por lo que respeta el medio ambiente en cierta medida.