Por lo general, son muchos los aspectos y factores que habría que tener en cuenta a la hora de afrontar una complicada disyuntiva, la de saber si es mejor reparar el tejado dañado o cambiarlo a fondo. Para empezar, cada caso concreto requerirá a buen seguro un diagnóstico distinto, por lo que habría que analizar bien la situación. En este tipo de escenarios, tal vez lo mejor sea ponerse en manos de profesionales expertos en la materia, de expertos del universo de los tejados y de la albañilería, de aparejadores, de técnicos y de operarios con conocimiento.
Sólo el personal cualificado sabrá darnos un asesoramiento de calidad y orientar la decisión que debemos llevar a cabo. Por otro lado, tendremos que saber muy bien las características de la que goza el tejado o la cubierta que va a ser intervenida; ver cómo está construida, en qué clima se ubica, que tareas de mantenimiento va a tener o qué clase de tejas y aislamientos le convienen son algunos de los factores que habrá que tener muy presentes.
Como no podía ser de otra manera, el factor monetario será sin duda uno de los puntos básicos a valorar a la hora de afrontar la decisión decisiva; pedir presupuestos e informarse siempre será algo positivo. Resulta obvio que completar un cambio parcial del tejado o una reparación puntual será más barato que enfrentarse a un cambio total de la instalación. No obstante, las faenas que vayan a llevarse a cabo en el tejado deberán examinarse muy bien, ya que hay ocasiones en las que puede resultar más económico a largo plazo cambiar todo el tejado que ir afrontando pequeñas tareas de reparación por culpa de un conjunto de fallos en cadena que nunca cesan.
Lo que tenemos que tener del todo claro, y de lo que no podemos huir, es que el tejado acabará deteriorándose con el paso de los lustros sí o sí. Por tanto, tarde o temprano tendremos que decidir si es mejor aferrarse a las rehabilitaciones o si, por el contrario, ha llegado la hora de sustituir todo el tejado. En el caso de que la vivienda afectada por anomalías en el tejado tenga además problemas para garantizar el aislamiento térmico, el aislamiento acústico, la impermeabilización frente a las humedades y las lluvias o la protección frente a la amenaza del fuego, quizá lo mejor sería cambiar todo el tejado y aprovechar la oportunidad para colocar aislantes de calidad.
Y es que hay errores que no pueden subsanarse con una simple rehabilitación, que no pueden irse corrigiendo siquiera por medio de las faenas de mantenimiento y adecentamiento, sino que precisan de una intervención integral y de unos trabajos completos y a fondo. Lo primero de todo será ver si el tejado sufre problemas generales o si, por el contrario, tan sólo hay algunas tejas quebradas, rotas, amontonadas, movidas o dañadas. Si se trata de contratiempos puntuales no hay duda de que la mejor opción será decantarse por tareas de rehabilitación; en poco tiempo, la vivienda volverá a lucir un buen aspecto en su tejado y no padecerá los problemas de filtraciones de agua.
Si las humedades, las goteras, las filtraciones y los problemas derivados de la lluvia o la nieve se deben a anomalías estructurales, a deficiencias en la construcción general del tejado, a defectos de los materiales aislantes, a problemas con la pendiente de la cubierta, a penetración de humedades, a generación de humedades por condensación o a cualquier otro fallo, no hay duda de que el cambio de tejado será una alternativa a poner en primer lugar.
Elementos estructurales de madera, materiales de aislamiento y la mayoría de las tejas pueden ir perdiendo prestaciones con el paso de los años, por lo que la vivienda entrará en una era de alerta; resulta por tanto obvio que el cambio de tejado pasa a ser la única salida cuando han pasado varios lustros con el mismo tejado colocado. Como todo en la vida, el desgaste acaba pasando mella, y no solucionaremos nada proponiendo soluciones a medias tintas ni mirando para otro lado.
No podemos dejar pasar por alto el hecho de que el agua y las humedades son la principal amenaza para el buen estado del tejado de una casa. Muy distintas anomalías pueden ir creciendo a partir de este problema, por lo que sería conveniente atajarlo de raíz y no ir poniendo parches inefectivos cada poco espacio de tiempo.
De todos modos, como decíamos anteriormente, la mirada de los profesionales será la mejor guía a seguir para responder la pregunta de si merece más la pena cambiar el tejado o si es más conveniente repararlo y rehabilitarlo. Cada usuario será quien tenga que llevar a cabo un ejercicio de responsabilidad para no meter la pata y decantarse por lo que más le conviene a su vivienda.