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Colocación de la pizarra en un enrastrelado doble

Para colocar pizarra en fachadas o tejados es preciso construir antes un rastrelado y saber muy bien las distancias a las que quedarán unos rastreles de otros. Cuando la pizarra tenga que instalarse en la cubierta, previamente habrá que planificar bien dónde va a ir cada elemento; no obstante, para instalar la pizarra correctamente en el rastrelado debe quedar una cubierta que simule una especie de dibujo o puzle bien encajado.

El rastrel vertical ofrece soluciones menos exigentes, es decir, la diferencia entre uno y otro rastrel de este tipo puede variar, y tampoco importa que aparezca algo torcido; eso sí, entre el rastrel vertical y el horizontal suele haber unos treinta centímetros. Basta con clavarlo por medio de un tornillo, por un taco de plástico o por un taco metálico que se adentre en el hormigón. En el lugar de mayor pendiente, es marcado por el hilo dentado.

Cuando los rastreles verticales se hayan clavado y distribuido, será el momento de pasar a la acción con los rastreles horizontales, cuya posición deberá ser bien medida y estudiada. Por medio de una cuerda para marcar cubiertas, tintada de almazarrón, se procederá. Cuando la pizarra sea de 32×22 y se use una gancho de ocho centímetros, habrá que pensar en estos términos: 32-8:2=12 centímetros, a lo que se le agregarán dos milímetros para el gancho. Los rastreles horizontales deberán estar separados unos 122 milímetros.

Cuando los rastreles horizontales estén clavados sobre los verticales, se creará una estructura de malla muy resistente. Al colocar pizarra en la cubierta entre los rastreles verticales, será posible aplicar un aislamiento térmico. Las planchas de polietileno son una opción idónea para instalar en estos espacios; para lograr una ventilación interna de garantías, se usan unas planchas con menos espesor de los rastreles.

Una vez que el apoyo está asegurado, es el momento de afrontar la colocación de las tejas de pizarra. Se harán marcas verticales con la cuerda tintada, teniendo en cuenta que la separación entre ellas deberá ser igual a la mitad del ancho que tenga una pieza de pizarra. Por tanto, si la pizarra es de once centímetros de ancho, habrá que añadir dos milímetros para el gancho, por lo que el espacio entre marcas será de 11,2 centímetros. Una vez hechas las marcas, se colocará el faldón por la parte de abajo el alero.

Habrá que rematar y cerrar la cámara de ventilación para que no se cuelen pequeños animales; después de eso, se colocará el endoble, que es la primera fila de pizarra. No hay que olvidar que la pizarra sobresale por delante cinco centímetros y queda sobre los cabríos o sobre la zona metálica, canal o banda. Suele empezarse con una media pizarra en los aleros; la medida de la media pizarra se dividirá entre dos, recordando antes haber sumado el espacio para el gancho. La media se marcará con una raya horizontal, que a su vez será paralela a la raya de la pizarra entera, en dirección hasta el alero.

Entre los tipos de rastreles tenemos que citar los de pino país y los de pino con tratamiento insecticida y fungicida y en autoclave. En lo que se refiere a las dimensiones del rastrel,  éste debe ser de 3,5 x 2 centímetros, al tiempo que ha de ser tratado en autoclave. El largo del rastrel suele ser de 2,5 centímetros, mientras que el mazo de rastreles suele llevar unos sesenta metros lineares.

Productos para evitar manchar la pizarra

La pizarra puede presentarse en baldosas, losas, peldaños o tableros, por ejemplo. En cualquier caso, lo primero será llevar a cabo la limpieza de la superficie de piedra; luego será cuando podrá aplicarse el protector contra las manchas. En este sentido, es importante acertar con el producto. Hay limpiadores muy recomendables:

Lipis de Teais. Previamente hay que agitarlo. Se aplica con rodillo o brocha. Son dos capas a intervalos de una hora. Después de una hora, se lava con agua a presión. Acaba con la suciedad diaria y con los microorganismos.

Deter de Teais. Se diluye con agua y se aplica sobre la piedra. Se deja que actúa durante dos o tres minutos y se limpia con la ayuda de un cepillo. Acaba con la suciedad de las obras, así como con las incrustaciones de óxido o salitre.

Coais Super Gel de Teais. Se plica con pincel o brocha. Hay que dejarlo que actúe durante un tiempo que oscila entre uno y quince minutos. Al acabar hay que aclararlo con mucha agua. En función de los residuos que tengan que eliminarse y de la posición de cada zona o pieza, se aplicará diluido o puro. Se emplea en piscinas, terrazas fuentes y fachadas. Elimina restos de cal, cemento u óxido.

Aplicación del producto anti-manchas

No hace falta diluir en agua el protector de FILA. Este anti-manchas se aplica directamente sobre la piedra, que deberá estar bien limpia; basta con frotar el producto con la ayuda de un trapo, ya que de este modo no quedarán los típicos charcos e impregnaciones que pueden originar las brochas o las esponjas. Cuanta menos cantidad apliquemos, más naturalidad habrá en el resultado; si se trata la piedra en varias ocasiones, el brillo será mayor. El papel de cocina puede servirnos para retirar los excesos resultantes; aplicar las capas de ocho en ocho horas es lo recomendable.

Utilidad del protector contra las manchas

Por medio de este producto será posible proteger el material, así como devolverlo a su color primigenio. Su aplicación es efectiva frente a toda clase de agentes atmosféricos y frente a todo tipo de manchas orgánicas, ya sean de restos comidas, de bebidas o de otras grasas. Este protector aporta un efecto reavivante; además, genera un rendimiento muy alto y natural, no se vuelve amarillo con el tiempo, soporta el impacto de los rayos ultravioletas y puede aplicarse tanto en interior como en exterior.

Mecanismos para impermeabilizar tejados

Dentro de los trabajos de rehabilitación de tejados, la impermeabilización se antoja como una de las maniobras más importantes y básicas para devolver la salud a la vivienda o para prevenir posibles focos de humedad perjudiciales. Yes que los inmuebles pueden verse afectados por la entrada descontrolada de agua, lo que dará lugar a muchos problemas.

En este sentido, el clorocaucho, conocido también como caucho clorado, se erige en un material idóneo para impermeabilizar. Hablamos de un sistema que se aplica con facilidad y rapidez, al tiempo que resulta económico para el bolsillo del usuario; el punto negativo del clorocaucho viene en que su duración es realmente limitada, por lo que habrá que estar pendientes de él.

Las láminas bituminosas son otro sistema muy eficaz, el cual aporta muy diversas variantes para la adaptación a las necesidades de un edificio; estas láminas requieren de profesionales que sepan instalarlos y colocarlos, pues las maniobras de gente amateur no servirán. Las láminas EPDM resisten a la intemperie sin apenas protección, al tiempo que se adaptan a los puntos singulares y que se pueden aplicar a medida.

Por su parte, las membranas líquidas con base de poliuretano son otra interesante alternativa. Son más duraderas y resistentes que el clorocaucho, y aguantan bien los embates de los rayos ultravioletas. Evitan problemas con las juntas, dan continuidad a la superficie y se aplica con gran facilidad, por lo que casi todo son ventajas.

En cualquier caso, lo primordial es combatir la manifestación de humedades, goteras y aguas en el edificio por medio de eficientes sistemas de impermeabilización. Solicitar la ayuda de los profesionales del sector siempre será algo a tener en cuenta y muy recomendable.

Rehabilitar cubiertas para una vivienda más cómoda y saludable

La envolvente del edificio es muy importante para conseguir una mayor comodidad en el interior de la vivienda, por eso es fundamental que operen de una manera óptima. En las cubiertas de antes de los años ochenta no había ningún tipo de aislamiento, por lo que a partir de ahí se empezó a configurar un diseño que velara por una más alta sostenibilidad del edificio. Y es que hay un gran déficit energético en esas esas cubiertas que carecen de aislamiento térmico, lo que a su vez deriva en una menor comodidad térmica dentro de la casa y en la proliferación de humedades por condensación.

Rehabilitar cubiertas en función de la tipología

La composición constructiva de las cubiertas determina su funcionamiento. Rehabilitar cubiertas con aislamiento térmico requiere de unos estudios previos y de unos análisis de la situación importantes; no obstante, podemos destacar dos tipos de cubiertas, las inclinadas y las planas.

Para rehabilitar las cubiertas planas, el poliestireno extruido usado como aislante sería una buena idea, pues conformaría una cubierta invertida. Podría aplicarse por el exterior, por lo que el resultado sería una cubierta con la misma altura libre que había antes de rehabilitar. Si se va a impermeabilizar, podemos aprovechar para incluir una plancha de aislamiento rígido que se base en poliestireno, extruido o de poliisocianurato.

Para rehabilitar las cubiertas inclinadas, puede aislarse por debajo de la cobertura de pizarras o tejas. Así se combatirán además los desniveles de faldones afectados por las cargas y por la acción de los años. En este sentido, los aislantes más aconsejables son también los de poliestireno. No hay que olvidar que estas dos rehabilitaciones aportan un ahorro de energía y de dinero, mejora la sensación térmica de dentro de la vivienda y ayudan a conservar mejor el medio ambiente.

Rehabilitar cubiertas de edificios tradicionales

La arquitectura tradicional suele sufrir problemas térmicos en sus cubiertas, por las que se fuga el calor almacenado en el interior; la estructura de madera suele ser uno de los males que favorece este escenario adverso en lo que a la eficiencia energética se refiere. Y es que los espacios que estaban bajo cubiertas no solían ser habitados antaño, sino que se usaban como trasteros o despensas, por lo que bastaba con las tejas y las maderas para protegerlos.

Pero con el paso de los años, esos mismos espacios se han ido haciendo habitables, por lo que las exigencias de comodidad térmica de los inquilinos se han hecho mayores. Por tanto, lo aconsejable es afrontar la rehabilitación de cubiertas para los lugares abuhardillados en los que vivirán personas, algo que deberá hacerse de la manera más sencilla posible para no alterar la identidad del edificio.

Los paneles de sándwich de madera y poliestireno extruido podrían serían una buena vía para respetar la estructura de la vivienda; luego bastaría con instalar sobre estos paneles una lámina impermeable que transpirara, la cual se remataría con rastreles fijados de manera mecánica (ahí se colocarían las tejas de cubierta).

La problemática de las humedades domésticas

La reparación de humedades es una tarea que hay que tomar bien en serio, por ello es recomendable ponerse en manos de los mejores profesionales del sector para combatirla. Las paredes de las viviendas, los tejados, las cubiertas y las fachadas pueden acabar cubiertas de moho, con el problema que ello entraña. Y es que no podemos dejar pasar por alto que las humedades no suponen solo una adversidad estética, sino que puede afectar de una manera directa a la salud de las personas.

Las humedades pueden proceder de las fugas de tuberías, pero, no obstante, tienen su origen en otros muchos focos. Así, el deficiente aislamiento de los espacios, las grietas de las viviendas, las dificultades de capilaridad o los escapes en las cañerías pueden dar lugar a mohos y humedades. El moho también puede estar motivado por una mala colocación o utilización de la calefacción; si no hay la ventilación necesaria ni la ubicación conveniente, los problemas de humedad pueden manifestarse.

En cualquier caso, serán las empresas expertas en la materia las que deberán dar con la clave, de ahí que sea tan vital ponerse en contacto con ellas cuando la situación se haya vuelto grave. Los efectos del moho y de las humedades en una vivienda son del todo nocivos; los ocupantes, sobre todo, los ancianos, los bebés y las personas con mayor vulnerabilidad, pueden verse afectadas por enfermedades inmunodeprimidas, así como por problemas de asma, afecciones respiratorias o alergias.

Las sinusitis, las bronquitis y las cefaleas podrían también tener mayor probabilidad de manifestarse en viviendas con mucha humedad. La proliferación de ácaros, bacterias y hongos también está motivada por la presencia del moho. Fatigas, escalofríos y problemas reumáticos o respiratorios podrían además estar potenciados por la humedad que no ha sido combatida en la casa.

Fases para completar una reforma integral

Para llevar a cabo una reforma integral en la vivienda es necesario apostar por el servicio profesional más eficiente. Los expertos mejor cualificados y los materiales de más calidad asegurarán un resultado óptimo, de ahí que a veces sea mejor apostar sobre seguro.

Y es que son muchos los trabajos delicados que pueden afrontarse al cambiar una vivienda; la renovación de los elementos del inmueble es un trance que deberemos afrontar con las máximas garantías de éxito. Habrá que planificar y analizar muy bien cómo van a distribuirse los elementos en los espacios y qué diseño y sello personal se le va a dar a la reforma. No hay que obviar que habrá que afrontar una inversión económica respetable.

Antes que nada habrá que examinar las necesidades de la vivienda, y el margen de mejora que posee; saber muy bien cómo quieren vivir los ocupantes en los próximos años será fundamental para ir fijando los pasos a seguir. De este modo, habrá que ir completando la distribución de los espacios, el acondicionamiento térmico y la instalación de los materiales deseados.

También habrá que establecer muy bien los plazos de la reforma, de manera que sepamos cuánto van a durar las obras; será interesante aclarar si los inquilinos van a seguir viviendo en el edificio durante la reforma, ya que esto condicionará enormemente el ritmo y la envergadura de las maniobras e intervenciones de los profesionales. Comparar precios servirá para no contratar un servicio que suponga un coste injusto o inflado.

Conocer a la perfección el dinero con el que se cuenta para afrontar la reforma y fijar unos márgenes para el presupuesto es esencial; en función de ello se podrán ir cotejando los materiales, las calidades y los diseños que sí están al alcance. Habrá que contar sí o sí con todas las licencias y permisos que la reforma requerirá. No hay que obviar que las reformas integrales suponen una oportunidad única para mejorar la eficiencia energética de la vivienda, lo que permitirá ahorrar a largo plazo en el consumo energético.

Colocación de tejas sobre rastreles

Una de las opciones a tener en cuenta a la hora de colocar las tejas en las viviendas la ofrecen los rastreles. Se trata de un método idóneo para ir poniendo las tejas sobre pendientes muy pronunciadas. Gracias a los rastreles se consigue una fijación absoluta de las tejas, que siguen teniendo su cuota de movilidad propicia para cuando tengan que dilatarse o contraerse en función del impacto del sol.

Las tejas sobre rastreles son una apuesta actual y moderna, que cumple con todos los requisitos pertinentes en lo que se refiere a garantizar una óptima ventilación y estanqueidad. Al mismo tiempo, se trata de una técnica muy adecuada para lograr cumplir con los preceptos del aislamiento acústico y térmico, así como con la impermeabilización de la vivienda, con la integración de las distintas láminas y con las barreras de vapor.

Además, colocar las tejas sobre los rastreles es una tarea más fácil y sencilla de lo que se pueda pensar. Los rastreles, que son una especie de listones gruesos de madera, aunque pueden ser de otros materiales como el plástico, aseguran la fijación de las tejas, que quedan clavadas e inamovibles, con el ahorro de problemas que ello conlleva. Los rastreles deberán sujetarse por medio de morteros de cemento o por clavos. También será importante calcular muy bien la distancia a la que van a quedar los rastreles entre sí, algo que habrá que establecer de una manera rigurosa.

No podemos olvidarnos de que hay diferentes tipos de rastreles: los autoportantes se fijan por medio de clavos, soldaduras o tornillos; los metálicos o de madera se fijan a tablero. Esto determinará cómo tendrán que colocarse a la postre las tejas, que también dependerán de la pendiente de la cubierta, del solape y el espacio entre rastreles o de los materiales utilizados para la fijación.