La lana de roca y la lana mineral son dos alternativas óptimas para aislar una vivienda y, al mismo tiempo, para proteger frente a la amenaza del fuego. Y es que los incendios y las llamas son un foco de problemas para las viviendas cuando se manifiestan; así ha ocurrido durante la Historia, con casas de madera, de adobe o de paja que han sido devoradas por el fuego. Aunque en nuestros días esta alerta es mucho menor, no hay que dejar de tomarla en serio.
Llevar a cabo la instalación de una protección especial contra el fuego es importante si se aspira a proteger todos los muebles y enseres de una vivienda, en caso de incendio. Es en este sentido donde podemos destacar dos formas de aislar el interior de una vivienda frente al fuego: la lana de roca o la lana mineral.
Respecto a la lana de roca
Se trata de un aislante que se consigue como fruto de un procedimiento de hilado, en el cual se calientan rocas basálticas y mineral coque a una temperatura de mil quinientos grados; una vez que el material resultante queda en estado líquido, aparecen unos hilos o fibras que se entrelazan y dan lugar a la propia lana de roca. Sólo un cinco por ciento de este material no es natural. Rockwool es el fabricante principal de lana de roca, siendo un aislante con características como las siguientes:
Bajo desfase térmico: hasta 6 horas en espesores de 200 y 250 mm.
Bajo calor específico: 825 julios.
Baja conductividad térmica 0,038 w/m·k.
Hidrófilo. Esta lana no absorbe agua y no se pudre.
Alta absorción acústica: 0,70-090 alfa.
Alta resistencia térmica.
Excepcional comportamiento frente al fuego Euro. Se encuentra dentro de la clase A1 – Incombustible.
Respecto a la lana mineral
Se trata de un aislante derivado de la sílice, que se transforma en vidrio y se caliente hasta los mil seiscientos grados; una vez que está en estado líquido, quedan unas fibras o hilos que se entrelazan y dan lugar a la propia lana mineral. Hay un fabricante principal, siendo un aislante con las características siguientes:
Alta resistencia térmica.
Alta absorción acústica: 0,70-090 alfa.
Moderado desfase térmico: hasta 6 horas en espesores de 200 y 250 mm.
Moderado calor específico: 950 julios.
Muy baja conductividad térmica: 0,035 w/m·k.
Hidrófilo, se comporta bien frente agua y humedad.
Genial comportamiento frente al fuego (clase A1 – Ignífugo).
Cuando se produce un incendio, estos dos materiales aislantes se encargan de proteger la vivienda durante un tiempo que va desde la media hora hasta las cuatro horas, en función del espesor instalado. Esto puede determinar si el edificio resiste o no al fuego, ya que no hay que olvidar que los bomberos suelen tardar en llegar una media hora. Por tanto, no se debe desdeñar este aislamiento frente al fuego, el cual se lleva a cabo en las cámaras de aire exteriores por medio del relleno de cámara de aire, ya sea por el interior o el exterior del edificio; además, no requiere de obras.
Estos materiales incombustibles protegen frente al fuego, lo que asegura la instalación de los mecanismos de aislamiento insuflado, los cuales pueden estar contacto con fuentes de alta temperatura (conductos de chimeneas, focos halógenos, conductos de calefacción interior, etc.). No hay que olvidar que estos aislamientos permiten ahorrar en aseguradoras especializadas en incendios, las cuales suelen valorar positivamente estos refuerzos aislantes.