Aunque parezca increíble, en Orcasitas (Madrid) los vecinos tienen casi 40 años viviendo en edificios con enormes placas de Uralita sobre sus cubiertas. El color negro de este material, se ha vuelto gris con el paso de los años. Este color negro en las planchas también se debe a la erosión que llega al material.
Según la Asociación de Vecinos de Orcasitas hay aproximadamente 1200 familias viviendo en estas edificaciones que mantienen la Uralita en los tejados sin recibir mantenimiento.
Pedro, que tiene cerca de cuatro décadas viviendo en la Mesa de Orcasitas dice: «yo que vivo en el último piso tengo las placas de Uralita a medio metro de mis ventanas». Asegura que todos los días ve en su ventana a las palomas en los faldones de la uralita «haciendo agujeros y campando a sus anchas. Sin embargo, está consciente de que no puede hacer nada al respecto.
La polémica se levantó cuando se supo que el material se encuentra en los trenes más antiguos del Metro de Madrid. Desde hace años el barrio ha pedido a los entes responsables que se retire la Uralita de estos edificios.
Desde los años 60 se ha utilizado la Uralita en aislamientos, conducciones y cubiertas. Este material fue prohibido en el año 2002 por ser cancerígeno al momento de deteriorarse. Es inaceptable que en el año 2018 aún haya tantos edificios con este nocivo material. No obsante, ni la Comunidad, ni el Ayuntamiento de Madrid tienen un registro exacto con el número de viviendas que usan Uralita.
Los voceros de la Asociación de Vecinos de Oracasitas, Paco Palomera y Juan Cordero, señalan que en los tiempos de Esperanza Aguirre, el Ministerio de Fomento y la Comunidad de Madrid aprobaron una cantidad de 8 millones de euros para retirar el material. Lamentablemente, este dinero nunca llegó a Orcasitas y cuando los vocales fueron a reclamar les dijeron que se había invertido en sanidad y educación.
La directora del Plan Madrid Recupera, Pilar Pereda, dice que las inspecciones Técnicas de los Edificios, determinan su estado de conservación. “Somos conscientes de la necesidad de eliminar todo el amianto, porque aunque si no se deteriora no es peligroso, hay que intentar hacerlo antes de que aparezcan los problemas».
El plan de rehabilitación promovido por Manuela Carmena busca ayudar al 50% de las obras dirigidas a la rehabilitación. Estas ayudas a fondo perdido pueden llegar al 90% en caso de familias vulnerables. Por los momentos, solo se han atendido las solicitudes en un 70%.
En los años ochenta, cuando estas viviendas fueron construidas, nunca se pensó que podrían afectar a la salud de los vecinos. El problema parece ser que «en este barrio en el que la población se reparte entre jubilados con pensiones mínimas y un nivel de paro de los más altos de Madrid». No es fácil explicarles que se debe pagar una suma de dinero para mejorar su estilo de vida.