Una de las opciones a tener en cuenta a la hora de colocar las tejas en las viviendas la ofrecen los rastreles. Se trata de un método idóneo para ir poniendo las tejas sobre pendientes muy pronunciadas. Gracias a los rastreles se consigue una fijación absoluta de las tejas, que siguen teniendo su cuota de movilidad propicia para cuando tengan que dilatarse o contraerse en función del impacto del sol.
Las tejas sobre rastreles son una apuesta actual y moderna, que cumple con todos los requisitos pertinentes en lo que se refiere a garantizar una óptima ventilación y estanqueidad. Al mismo tiempo, se trata de una técnica muy adecuada para lograr cumplir con los preceptos del aislamiento acústico y térmico, así como con la impermeabilización de la vivienda, con la integración de las distintas láminas y con las barreras de vapor.
Además, colocar las tejas sobre los rastreles es una tarea más fácil y sencilla de lo que se pueda pensar. Los rastreles, que son una especie de listones gruesos de madera, aunque pueden ser de otros materiales como el plástico, aseguran la fijación de las tejas, que quedan clavadas e inamovibles, con el ahorro de problemas que ello conlleva. Los rastreles deberán sujetarse por medio de morteros de cemento o por clavos. También será importante calcular muy bien la distancia a la que van a quedar los rastreles entre sí, algo que habrá que establecer de una manera rigurosa.
No podemos olvidarnos de que hay diferentes tipos de rastreles: los autoportantes se fijan por medio de clavos, soldaduras o tornillos; los metálicos o de madera se fijan a tablero. Esto determinará cómo tendrán que colocarse a la postre las tejas, que también dependerán de la pendiente de la cubierta, del solape y el espacio entre rastreles o de los materiales utilizados para la fijación.