Para llevar a cabo la rehabilitación de un tejado, lo primero es tener claras las características de éste. Habrá que tener en cuenta muchos factores, como la inclinación de la cubierta, el ahorro energético que la intervención puede dar a la casa, el tipo de teja al que no enfrentamos, la clase de impermeabilización que tenemos pensada, el tiempo que vamos a emplear en la obra, etc.
Para saber cómo se hace la rehabilitación de un tejado con todas las garantías, no estará de más recibir asesoramiento técnico por parte de los profesionales del sector, ya sean albañiles, aparejadores, arquitectos u otros especialistas en la materia. También habrá que ver el rol que el habitante de la vivienda va a desempeñar, es decir, si él mismo va a acometer las faenas, si va a encomendar a los expertos el cien por cien de los trabajo o si van a compaginar las etapas de remodelación.
En cualquier caso, habrá que tener muy claro que se debe conservar y respetar la estructura original del edificio; bajo ningún concepto se deberá improvisar en el tejado, porque ello será poco estético e incluso peligroso para los inquilinos de la casa. También será la oportunidad de aprovechar las piezas de acabado de la cubierta original, ya que se trata de una rehabilitación, y no de un cambio total.
Respetar la estética tradicional será una de las premisas, pues a la postre nos alegraremos de no haber alterado el aspecto de la casa. Revisar muy bien las tejas que se encuentren dañadas, quebradas, amontonadas o movidas será primordial para conocer la envergadura de la intervención. También deberá prestarse mucha atención a la potencialidad de la vivienda en lo que ahorro energético se refiere, ya que se puede aprovechar la rehabilitación para colocar un aislamiento acorde con las características de la casa.